Dejad que la infancia se acerque a la naturaleza.

Salvemos a nuestros hijos del trastorno por déficit de naturaleza.







Si es verdad que la terapia de la naturaleza 
reduce los síntomas del TDAH, entonces lo contrario también: 
el TDAH puede ser un conjunto de síntomas agravados 
por la falta de exposición a la naturaleza (…) 
El trastorno real no está tanto en el niño como en un entorno impuesto, artificial”...
Hoy en día un creciente número de médicos 
está prescribiendo ‘recetas de parque’ 
tanto para prevenir como para curar”...



Cuando oigo las excusas para impedir que se límite drásticamente el tráfico motorizado en las ciudades me viene a la cabeza lo que cuenta Richard Louv sobre el trastorno por déficit de naturaleza en su libro ‘Los últimos niños en el bosque’ y grito: Es la salud, idiotas”. 
Nuestra salud y la del planeta. 
Leer a Richard Louv es comprobar la necesidad que tenemos de contar con una educación ambiental transversal e integradora, que utilice parques, huertos y bosques como recurso y que devuelva vitalidad y sociabilidad a la infancia.

Los últimos niños en el bosque. Salvemos a nuestros hijos del trastorno por déficit de naturaleza no es el último libro del escritor y periodista norteamericano Richard Louv. Su edición original data de 2005; con algunas actualizaciones, lo ha publicado este año Capitán Swing. Da lo mismo, aunque desde 2005 se han dado a conocer infinidad de informes que constatan, amplían y proponen soluciones a los riesgos de ese déficit, todos van en la dirección del séptimo libro de Louv. “Irónicamente, el desinterés de la educación por el mundo físico no solo coincide con el impresionante aumento de la obesidad infantil, enfermedad potencialmente letal, sino con las crecientes pruebas acumuladas que vinculan el ejercicio físico y la experiencia en la naturaleza con la agudeza mental y la concentración”.

La obesidad y la falta de creatividad y concentración son algunos de esos riesgos en los que Louv y numerosos estudios inciden por la falta de conexión con el entorno, en especial con el más natural. Pero hay algo más. “A menudo se ignora el valor de la naturaleza como bálsamo curativo para las dificultades emocionales en la vida de un niño. Es probable que ustedes nunca vean un hábil anuncio para terapia natural, como esos que vemos para los últimos medicamentos contra la depresión. Pero los padres, educadores y trabajadores de la salud necesitan saber lo útil que puede resultar la naturaleza como antídoto para el estrés emocional y físico. Especialmente en la actualidad”.

El autor destaca que “la tasa de prescripción de antidepresivos a niños en Estados Unidos casi se ha doblado en cinco años”. Por mi experiencia personal de seis cursos seguidos recorriendo la biodiversidad urbana con escolares de Primaria y Secundaria corroboro que esto es así. Resulta muy doloroso cómo cada vez se acercan más docentes antes de las rutas y nos dicen: “Tenemos uno (o dos, o tres) alumnos con medicación por trastornos por déficit de atención o hiperactividad (TDAH)”.

Obesidad, estrés, TDAH…, enfermedades que afectan a la infancia y la adolescencia y que Louv, tras muchas entrevistas y experiencias vividas y reflejadas en su libro, y con su bagaje de periodista experto en temas de infancia, no tiene duda sobre las causas: “Si es verdad que la terapia de la naturaleza reduce los síntomas del TDAH, entonces lo contrario también: el TDAH puede ser un conjunto de síntomas agravados por la falta de exposición a la naturaleza (…) El trastorno real no está tanto en el niño como en un entorno impuesto, artificial”.
“Los niños aprenden sobre la selva tropical, pero no sobre los bosques de su propia región o, como dice Sobel, ‘ni siquiera sobre la pradera que está fuera de su aula”. David Sobel es otro escritor (publicó Childhood and nature: Design principles for educators en 2008) que demanda una mayor conexión de la infancia con el entorno, y defensor de “la educación basada en el lugar”. En España recomiendo seguir la pista de Heike Freire *, escritora y referente de la pedagogía verde, y José Antonio Corraliza, profesor de Psicología Ambiental.
“La educación pública está tan prendada de lo que podríamos llamar la fe de silicio”, prosigue Louv, que llega casi al embeleso; se trata de un enfoque miope que se centra en la alta tecnología como salvación (…) Un movimiento educativo basado en el entorno –en todos los niveles de la educación– ayudará a que los estudiantes se den cuenta de que el colegio no tiene que ser una forma educada de encarcelamiento, sino un portal hacia un mundo más amplio”. De las críticas a la planificación educativa no se salva ningún ciclo: “En el entorno de la educación superior, basado en la disyuntiva ‘patente o padece’, asistimos a la muerte de la historia natural, a medida que las disciplinas más prácticas, tales como la zoología, ceden espacio a la microbiología y la ingeniería genética, más teóricas y lucrativas”.

El libro está muy centrado en y desde Estados Unidos, con todos los peros que ello supone: aparece mucha experiencia de clase media; no hay tantas referencias a la función de la escuela pública y de integración; defiende la caza y la pesca como formas de acercarse a la naturaleza y mezcla la creencia en Dios con el disfrute y conservación de la biodiversidad: “La naturaleza es un modo en que Dios se comunica con nosotros de forma muy poderosa (…) después de todo, esta es la creación de Dios que está siendo preservada para las generaciones futuras”.

No soy creyente ni comparto en absoluto las afirmaciones, pero no pienso echar por tierra el libro por estas cuestiones. Prevalece su potencia narrativa a favor de un cambio en los patrones tanto educativos como de planificación urbanística para que niños y adolescentes entren más en contacto con la naturaleza, aprendan de ella y con ella y les valga no solo desde el punto de vista educativo, en cuanto adquisición de conocimientos, sino también como mejora de las relaciones sociales con las personas y el entorno, y como algo que mejora también su salud y su creatividad.

Por ejemplo, me gusta que comience la lista de las “cien acciones a emprender” para conseguir estos propósitos con la de “¿Ya te has ensuciado?”. Tiene que ver mucho con la sobreprotección de la infancia, en casa y en la escuela, con el ocio hiperplanificado y casi siempre “encerrado” y con poca actividad física. Lo de ensuciarse vale también para mojarse, pincharse, rozarse: “Permítanme ofrecer aquí una hipótesis no convencional: para aumentar la seguridad de tu hijo, anímale a que pase más tiempo a la intemperie, en la naturaleza. El juego natural fortalece la confianza en sí mismos y estimula sus sentidos; su conciencia del mundo y de todo lo que se mueve en él, lo visto y lo no visto”.

Está acertado también cuando cuestiona el modelo de urbanizaciones en bloques cerrados o de casas unifamiliares alineadas y alienadas: “¿Cómo será para los niños crecer en entornos social y ambientalmente controlados: bloques de apartamentos y urbanizaciones planificadas, regidos por estatutos privados, rodeados de muros, vallas y sistemas de vigilancia, donde los propios estatutos impiden que las familias planten jardines? Uno se pregunta cómo definirán la libertad los niños que crecen en esta cultura de control cuando sean adultos”.

Y continúa: “Los jardines de descubrimiento de los niños son muy diferentes de las zonas ajardinadas diseñadas por los adultos, muchos de los cuales prefieren céspedes cuidados y paisajes ordenados, limpios, organizados, despejados… Los niños valoran los lugares que no sean impecables y la aventura y el misterio de los sitios para esconderse y las zonas salvajes, espaciosas, desiguales, interrumpidas por grupos de plantas”.

Louv llega a proponer la creación de “zoópolis”, plantea una ciudad con jardines salvajes; con espacios infantiles no acotados, vallados ni teledirigidos por columpios y juegos que planteen siempre el mismo principio y el mismo final; con urbanizaciones abiertas, en definitiva, con más espacio para la naturaleza urbana y la interconexión entre ella. “¿Qué pasaría si las ciudades por todo el mundo empezaran un día a competir por el título de la Mejor Ciudad para la Infancia y la Naturaleza?”, se pregunta.

Al final, vuelve a recetar naturaleza. “Hoy en día un creciente número de médicos está prescribiendo ‘recetas de parque’ tanto para prevenir como para curar”, escribía Louv en 2005. Trece años después, se mantiene la tendencia al leer una noticia recientemente aparecida en The Guardian que informa que en Escocia los médicos emiten “recetas de naturaleza” a los pacientes para ayudar a tratar enfermedades mentales y cardíacas, diabetes, estrés y otras afecciones.
Una salud que repercute de manera positiva en la naturaleza, porque, según el escritor, “el apego a la tierra no solo es bueno para el niño, sino que también es bueno para la tierra”. Pero advierte: “Solo se producirá progreso a largo plazo cuando la conexión del niño con la naturaleza se considere unánimemente como fundamental para el desarrollo humano saludable, más que como un lujo disfrutado solo por unos pocos”. En definitiva, para que las niñas y niños que viven alejados de Doñana, los Pirineos o la Amazonia o no puedan viajar a estos lugares, tengan permanentemente a su lado otras doñanas, pirineos y amazonias.

* Heike es miembro de la Asociación GSIA.

La "tormenta perfecta" para el sobrediagnóstico del TDAH


Infancia, cultura y sociedad.

a  Infancia, cultura y sociedad.


Número. 4 (2018): 

      Proemio                                                                                              
.- Una historia posible de las infancias en América

Laura Osta, Silvana Espiga  9-14 






Estudios
.- Recortes fugaces de una experiencia. Ser niñas en el mundo colonial de Buenos Aires y su campaña
Lucía Lionetti  19-49 .- Internación, experimentación pedagógica y vivencias en el Politécnico Elemental de Menores Alcibíades Vicencio. Chile, 1929-1974
Jorge Rojas Flores   51-102 .- Infancia y violencia
Susana Sosenski  103-128 Artículos
.- A sesenta años del psiquismo fetal. La infancia como portal
Silvana Darré  133-150 .-  Los tiempos de la infancia en Colombia a través de la transformación del juego y del juguete a finales del siglo XX e inicios del XXI
Absalón Jiménez Becerra  151-174 .- Ana Armand Ugon y la formación del sujeto “niñas” en las Escuelas del Hogar
Carolina Clavero  175-195 Reseñas
.- Silvia Maria F. Arend, Esmeralda Blanco B. de Moura, Susana Sosenski Infâncias e juventudes no século XX: histórias latino-americanas Ponta Grossa: Todapalavra, 2018, 367 pp.
Facundo Álvarez Constantín  199-202 .- Javier de Navascués Alpagartas contra libros: el escritor y las masas en la literatura del primer peronismo (1945-1955). Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2017, 237 pp.
Carolina Cerrano  203-205 Entrevista
.- Entrevista al historiador norteamericano Thomas Whigham, especialista en historia de la guerra de la Triple Alianza
Carolina Cerrano 209-231

Madres que trabajan fuera de casa:

 entre la culpa y el deseo.

Un estudio considera que las hijas de estas progenitoras tienen empleos mejores de adultas. 
Para la socióloga Lourdes Gaitán es importante resaltar: 

¿es el trabajo un indicador de felicidad para todos?.



Madres que trabajan fuera de casa: entre la culpa y el deseo
Getty
Un estudio de la Escuela de negocios Harvard concluye que las hijas cuyas madres desempeñan un empleo remunerado tienen en la edad adulta una mayor probabilidad de encontrar un empleo, siendo además en la mayoría de los casos puestos de responsabilidad y bien retribuidos. En los hijos se observa una mayor presencia en el hogar y sentido de la corresponsabilidad. Las autoras se han basado en dos encuestas internacionales en las que han participado más de 100.000 personas de 29 países distintos.



Una de sus autoras, Kathleen L. McGinn, profesora de la Escuela de negocios Harvard, declara que “tanto las madres empleadas como las madres que se quedan en casa pueden ser modelos positivos”. Para la docente, lo que los niños ven como "normal" en sus familias a medida que crecen da forma a sus expectativas y preferencias para sus vidas como adultos. “Las madres empleadas buscan la manera de equilibrar el trabajo fuera de casa y las responsabilidades en el hogar, y eso influirá en que sus hijos, especialmente las hijas, tomen ese mismo camino y lo repitan en sus propias vidas”, explica a El País. El valor del ejemplo.

No siempre grandes profesiones.

Para Lourdes Gaitán, doctora en Sociología y socia fundadora del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), aunque la investigación está bien fundamentada y bien realizada desde el punto de vista metodológico, cree que solo refleja la realidad de la clase media acomodada urbana de países desarrollados, “que es la que suele estar reflejada en la mayoría de los estudios de este tipo”.

Para explorar la posibilidad de que la asociación encontrada en el estudio varíe con la clase social de la familia de origen, sus autoras desglosaron los resultados por categorías ocupacionales generales de las madres: trabajo manual o equivalente, mano de obra no manual de baja calificación, alta destreza, y también el nivel de educación de las madres. 
Según McGinn, la relación positiva entre el empleo materno y la probabilidad de empleo de las hijas es independiente de la ocupación y educación de la madre: “las hijas adultas criadas por madres empleadas tienen más probabilidades de ser empleadas que las hijas criadas por madres que se quedaron en casa a tiempo completo”. En cuanto a la relación positiva entre el empleo materno y el nivel de ingresos, “se aplica principalmente a las hijas criadas por madres que trabajaban en trabajos de alta destreza y que tenían una educación relativamente alta”.

La fundadora de GSIA, por su parte, considera que más que “lo que demuestra el estudio”, es interesante pensar en lo que no se ve: “Tener un trabajo de responsabilidad, de muchas horas y de buena remuneración, es un indicador ¿de qué? ¿De éxito? ¿De felicidad? ¿Quién señala esto como patrón de logro?”, se pregunta. 
No solo el tipo de trabajo de la madre (y del padre) influyen, según Gaitán, en las oportunidades de las hijas e hijos, también la clase social de origen o la existencia (o no) de recursos y beneficios sociales públicos, entre otros.

La economía familiar es un marcador importante, pero en sentido distinto a los aspectos de “mejores trabajos” o de “corresponsabilidad de los hijos”. 
Para Gaitán, en cuanto a los mejores trabajos, si no hay una educación igualitaria y de calidad, los económicamente más potentes estarán mejor situados; además contarán con un “capital social”, que facilitará el acceso a mejores empleos. Sobre la corresponsabilidad, cree que esta puede ser mayor en una economía familiar más precaria, donde es más patente la necesidad de colaboración de todos los miembros. Añade la socióloga que una lectura superficial y rápida de estos estudios suele conducir a una explicación causal lineal: a madres trabajadoras y educación igualitaria, hijas mejor situadas e hijos más colaboradores en el hogar. Sin embargo, lamenta que no se tenga en cuenta a las hijas que fracasan, o que elijen un modelo tradicional, tampoco a las hijas que “triunfan” igual partiendo de situaciones totalmente contrarias. Por eso, frente a lo que la socióloga considera “explicaciones deterministas”, considera que debe primar la autonomía de las personas desde niñas “para marcar y hacer su propio camino”.

Ocurre que quizás también la percepción cuando se habla de términos como “desarrollo profesional” o “carrera profesional” es la de estar hablando de profesiones bien valoradas y remuneradas, y con una proyección enorme o de grandes responsabilidades. En el océano de empleos actuales en los que bucean las mujeres, también hay trabajos precarios, poco o nada reconocidos. Esto, para Lourdes Gaitán, está relacionado con que hay una tendencia a identificar “lo normal” con “lo nuestro”: “Las muestras no permiten, a veces, desagregaciones más finas, o no se buscan, o se cede a la predominancia (y popularidad) de los métodos cuantitativos, en detrimento de otros más largos, costosos y difíciles como son los de carácter cualitativo, que permiten mayor aproximación a lo que desborda lo normal”, explica Gaitán.

La culpa de las madres.
Pese a la relación positiva entre empleo materno y futuro profesional de las hijas que muestra el estudio elaborado por las docentes de la Escuela de negocios Harvard, muchas mujeres que tienen trabajos remunerados fuera del hogar siguen cargando con cierto sentimiento de culpa por tener que dejar a sus hijos pequeños para reincorporarse a su carrera laboral. Mientras que algunas desean la vuelta al trabajo tras la maternidad, otras hubieran preferido dedicarse más tiempo a la crianza y el cuidado de sus hijos. 
Una decisión y un sentimiento de culpa que aún hoy sigue siendo mayoritariamente “cosa de mujeres”. Así lo demuestra el informe La vida de las mujeres y los hombres en Europa, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Eurostat. Según el mismo, la tasa de empleo entre las mujeres de 15 a 64 años en España (datos de 2016) es del 54,3%, diez puntos y medio menos que la de los hombres (64,8%). Entre las madres con un hijo, la tasa de ocupación sube sorprendentemente hasta el 63%, pero la brecha con los hombres empieza a ampliarse (77,7%). Una brecha que se dispara con la llegada del segundo hijo (62,9% por 83,7%), para alcanzar su máximo en el caso de las familias con tres hijos (46,5% por 72,7%).

Laura del Valle es del 63% de las mujeres españolas con un hijo que tiene un empleo remunerado. Se reincorporó a su puesto de trabajo cuando su hijo tenía cinco meses y doce días porque acumuló la lactancia y las vacaciones del año anterior. Ella pudo dejar a su hijo con la abuela, pero reconoce que al principio fue muy duro. “Te invaden las dudas, te planteas si estará bien, y si tu madre le estará cuidando como tú deseas. Había días que se quedaba llorando y me sentía muy mal por no poder quedarme con él”, cuenta. Si no hubiera sido porque tenía que trabajar a jornada completa, admite que habría tenido otro hijo, pero dadas las circunstancias, ha preferido no tener más. “Yo no estoy mal en mi trabajo, pero hubiese necesitado alguna ayuda o algo más para poder estar con mi hijo al menos hasta el año o los dos años, porque tampoco me compensa tanto como para dejarle con alegría para desarrollarme profesionalmente yo... Si trabajaba entonces era porque no me quedaba más remedio, pero hasta que empezó el cole me hubiese gustado criarle solo yo”, lamenta.

A Gentzane Landa, maestra de educación primaria, no la renovaron su contrato por estar embarazada. No fue hasta que su hijo cumplió casi dos años cuando volvió al mercado laboral, y lo hacía en un sector muy distinto al de su formación, pero en un puesto en el que podía compaginar mejor el cuidado de su hijo. Ahora acaba de ser madre por segunda vez y a punto de reincorporarse tras el permiso de maternidad siente una gran culpabilidad por no poder estar con una bebé que tendrá 18 semanas de vida cuando llegue el día de su regreso laboral. “La vuelta al trabajo me genera muchos sentimientos. Por una parte me da mucha pena y siento una gran culpabilidad porque no le voy a poder dedicar el 100% de mi tiempo, como sí hice con su hermano. A veces incluso siento ansiedad al pensarlo. También me preocupa tener que depender de una guardería siendo tan pequeña. Por suerte solo voy a trabajar a media jornada, la guardería está al lado de mi trabajo, y los días de libranza no irá, por lo que la podré disfrutar bastante. En una pequeña parte de mí también tengo ganas de volver al trabajo porque me gusta mucho lo que hago, son pocas horas, y yo creo que lo podremos llevar bien las dos”, cuenta.

Concluye Lourdes Gaitán que nunca utiliza el término “conciliación” porque lo considera una falacia y una trampa para las mujeres. Para paliar en parte ese sentimiento de culpa materna con respecto a la reincorporación al puesto laboral y para disminuir la brecha entre hombres y mujeres en lo referente al impacto que la llegada de los hijos tiene en sus aspiraciones laborales, la socióloga ve fundamental que “las actitudes igualitarias y los horarios laborales y escolares compatibles para que hombres y mujeres, niñas y niños puedan vivir, convivir y desarrollar sus vidas de forma armoniosa, según sus deseos y preferencias, sean una realidad”.


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Niños con apego, adultos con habilidades

Familias en Positivo.


Familias en Positivo es una plataforma on-line impulsada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Federación Española de Municipios y Provincias que tiene por fin promover el ejercicio positivo de la parentalidad y reforzar el apoyo a la parentalidad positiva en las políticas y servicios públicos de los Gobiernos Locales y en el tejido asociativo.


Parentalidad Positiva se refiere a la acción de los padres, madres y/o tutores legales de cuidar, educar y favorecer el pleno desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.
Ofrece un espacio donde las familias pueden encontrar información, orientación, motivos de reflexión y, sobre todo, un mensaje en positivo que les acompañe en su día a día
Familias en positivo reconoce el importante papel que juegan los profesionales de los servicios de atención y apoyo a las familias. Por ello, ofrece también para éstos un espacio ágil desde el que acceder a programas, investigaciones, compartir experiencias y buenas prácticas profesionales. Asimismo, quiere favorecer el debate entre los/las profesionales y expertos/as para la generación de ideas y recursos asociados al concepto de parentalidad positiva.


"Estáis robando el futuro a vuestros hijos":


la crítica de una adolescente en la cumbre del clima de la ONU.
La sueca Greta Thunberg ha participado con 15 años en la cumbre del clima de la ONU.

Héctor Llanos Martínez,



Discurso de Greta Thunberg subtitulado al castellano por el usuario de YouTube Íñigo V. G.


Greta Thunberg se ha convertido, con solo 15 años, en una de las voces contra el cambio climático de la cumbre del clima de la ONU que se ha celebrado en Katowice (Polonia). "Ustedes no son lo suficientemente maduros como para contar las cosas como son. Incluso esa carga la dejan para sus hijos", dijo a los líderes políticos de 200 países del mundo el viernes 14 de diciembre, durante un discurso que formaba parte del encuentro internacional.
La joven sueca ha tenido acceso al estrado tras convertirse en un símbolo del activismo adolescente en septiembre, cuando decidió dejar de ir a clase todos los viernes para iniciar una sentada ante el parlamento sueco tras vivir el verano más caluroso del país. La iniciativa, que sigue en marcha, se acompaña en redes sociales con las etiquetas #ClimateStrike (huelga por el clima) y #FridaysForFuture (viernes por el futuro).
"Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos", dijo durante su intervención en la cumbre de la ONU, conocida como COP24.
La propia Thunberg ha publicado en su cuenta de Twitter un enlace al vídeo de YouTube con su discurso completo, pronunciado en inglés. Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven en llegar al Congreso de Estados Unidos, Bernie Sanders e Íñigo Errejón también han compartido un extracto de la grabación en sus redes sociales. Sus mensajes han contribuido a viralizar las palabras de la adolescente.
El encuentro internacional ha dado como resultado un pacto poco ambicioso, que sigue las líneas del Acuerdo de París. "Solo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, incluso cuando lo único sensato que pueden hacer es poner el freno de emergencia", comentó la joven activista horas antes de que finalizara la cumbre.
A continuación, puedes leer la traducción al castellano del discurso completo de la adolescente, que ha pronunciado en nombre de Climate Justisce Now, una red internacional de organizaciones ecológicas.
"Mi nombre es Greta Thunberg. Tengo 15 años. Soy de Suecia.
Hablo en nombre de Climate Justice Now.
Mucha gente dice que Suecia es solo un país pequeño y no importa lo que hagamos.
Pero he aprendido que nunca eres demasiado pequeño para marcar la diferencia.
Y si algunos niños pueden generar titulares en todo el mundo simplemente por no ir a la escuela, entonces imaginen lo que todos podríamos hacer juntos si realmente quisiéramos. Pero para hacer eso, tenemos que hablar con claridad, no importa lo incómodo que pueda ser.
Ustedes solo hablan de crecimiento verde [crecimiento económico sostenible] porque tienen demasiado miedo de ser impopulares. Solo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, incluso cuando lo único sensato que pueden hacer es poner el freno de emergencia.
No son lo suficientemente maduros como para contar las cosas como son. Incluso esa carga la dejan para sus hijos. Pero a mí no me importa ser popular. Me preocupo por la justicia climática y por el planeta.
Nuestra civilización está siendo sacrificada por la oportunidad de que un número muy pequeño de personas continúe haciendo enormes cantidades de dinero.
Nuestra biosfera se está sacrificando para que las personas ricas en países como el mío puedan vivir en el lujo. Son los sufrimientos de muchos los que pagan por los lujos de unos pocos.
El año 2078, celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos tal vez pasen ese día conmigo. Tal vez me pregunten por ustedes. Tal vez te pregunten por qué no hicieron nada mientras aún había tiempo para actuar.
Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos.
Hasta que no comiencen a centrarse en lo que debe hacerse en lugar de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza. No podemos resolver una crisis sin tratarla como una crisis.
Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo y debemos centrarnos en la equidad. Y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema en sí mismo.
No hemos venido aquí para rogar a los líderes mundiales que se preocupen. Nos han ignorado en el pasado y nos volverán a ignorar.
Nos hemos quedado sin excusas y nos estamos quedando sin tiempo.
Hemos venido aquí para hacerles saber que el cambio está llegando, les guste o no. El verdadero poder pertenece a la gente.
Gracias."

De tantos árboles no se ve el bosque... o,


Hace ya tiempo que se reciben informes de niños que describen extensamente habilidades y falencias que muestra la evaluación diagnóstica, con acompañamiento de cuadros y estadísticas.
Foto: Framepool & RightSmith Stock Footage


Se “aplican” casi literalmente tests con resultados numéricos que arrojarán un diagnóstico avalado, claramente por un grupo de profesionales renombrados de países extranjeros. En otros casos se aplican un sinnúmero de tests de inteligencia y de otras capacidades, arrojando un C.I. que parecería inamovible de la manera en que es presentado, como si el CI representara a ese pequeño sujeto llamado niño. Lo más alarmante es cuando ese numerito arrojado da por debajo de cierto nivel, porque con demasiada facilidad y ligereza se etiqueta al niño con un rótulo y en algunos casos incluso se los deriva a neurólogo o psiquiatra para evaluar una posible medicación.


Se envían formularios a docentes y a padres con preguntas a responder categorizadas cuantitativamente, dejando de lado el encuentro personal, la entrevista con los docentes de cada niño tan importante para conocer la realidad en profundidad. Cada escuela es diferente y cada docente tiene un vínculo particular con sus alumnos por lo que es importante escucharlos y comprender a ese niño en ese aula, recreo, en esa institución en particular con la/s docente/s de cada año que acompaña ese proceso de aprendizaje. En un cuestionario enviado por papel, se desoyen las voces, los afectos puestos en ese vínculo, las realidades que pueden ser complejas en un aula que tienen un entramado particular, un modo de funcionamiento propio muy variado y diferente en cada escuela.

Mucho más se desoye enviando un formulario a los padres, donde se dejan de mirar gestos, tonos, modos de participar de cada uno como si el vínculo filial se limitara a una sumatoria de conductas sin percibir lo que cada madre y padre siente frente a las diferentes manifestaciones y con ese niño en particular, más allá de los hermanos que puedan estar y los demás miembros familiares.

Cuando se leen estos informes cargados de datos y cuadros numéricos, con todos los resultados de los subitems de cada evaluación que se tomó al niño, la pregunta que surge en primer lugar es cómo toleró un niño pequeño atravesar estos encuentros con un tesista/terapeuta que evaluaba todo el tiempo haciendo preguntas, solicitando que ejecute acciones, etc. ¿Qué sintió? ¿Cómo se sintió? ¿Qué pudo expresar de lo que le pasa en estas y otras situaciones? ¿Cómo se toleró su tiempo interno? Paralelamente, cuando se llega al final de la lectura de estos informes, la segunda pregunta que surge es: ¿dónde está el niño/sujeto que tiene un nombre que lo identifica y un apellido que lo hace partícipe de un grupo y una trama familiar? ¿O acaso el niño es únicamente una sumatoria de funciones cerebrales a evaluar y que si no están acomodadas habrá que reajustar casi mecánicamente? (porque después vienen las indicaciones de tratamiento con actividades preestablecidas para que el niño se “ajuste” o se “regule”).

Foto: https://bit.ly/2GnIIvj
En esas instancias de evaluación pocas veces se juega con el niño, pero jugar “de verdad”, comprometiéndose y habilitando que el niño se comprometa, “se juegue” su propia realidad y pueda desplegar su historia, su realidad, su sufrimiento, sus preguntas, sus posibilidades. Jugar sin ser evaluado cuantitativamente sino jugar para establecer un diálogo, un vínculo, ser alojado en un momento en que algo estalló, hizo crisis o no encuentra otra forma de expresión más que la angustia, la dificultad. Jugar para contar lo que atraviesa a cada niño aunque lo está dramatizando con animales, fichas, muñecos, masa o en un silencio profundo.

En el juego y en el jugar con el otro aparece el niño, ese niño sujeto, entramado, -a veces enredado-, en una trama familiar, vecinal, escolar... un niño que en ocasiones no puede responder una consigna de un test (y cuyo resultado será por debajo de lo esperado tal vez) porque hay otras situaciones que ocupan su pensamiento, irrumpen e inhabilitan sus posibilidades de pensar.

  • A Lucio (10 años) lo deriva la escuela porque no realiza las actividades en el aula, deja muchas actividades incompletas y por momentos se muestra indiferente al aprendizaje. En su primer entrevista, al comentar su estar en la escuela, comenta: “sí, muchas veces no hago nada porque tengo que pensar en otras cosas”. Sus padres están separados hace mucho tiempo y el vínculo entre los padres es muy conflictivo. El juego de Lucio durante mucho tiempo era construir casas y destruirlas.
Si a Lucio lo sometiéramos a una serie de evaluaciones extensas, es probable que en algún momento los resultados dieran por debajo del promedio, teniendo en cuenta que su necesidad de pensar en otra cosa, como él mismo lo expresa, irrumpan en cualquier situación, especialmente cuando la consigna no es atractiva para él. Sin embargo, en el jugar en cada sesión, Lucio puede mostrar todo su potencial y sus posibilidades de aprendizaje en las construcciones que realiza, en sus relatos, en el armado de historias, resultando para él un aprendizaje significativo que lo implica y lo hace partícipe de los cambios.

  • Felipe (5 años) en el Jardín se dispersa tanto en actividades más pautadas como en el juego. Durante todo su pasaje por el Jardín ha mostrado actitudes más inmaduras teniendo en cuenta su edad cronológica lo que venía acompañado de un trato familiar hacia él considerándolo el bebé de la familia. Los padres refieren de él que todavía es muy chiquito. Cuando realizaron una consulta sugerida por el Jardín, asisten en primer término a un profesional que administra un test de inteligencia y copia de figuras geométricas, dando por cerrado el diagnóstico y el abordaje, teniendo en cuenta que los resultados son de un valor promedio. Sin embargo, Felipe continuaba con dificultades de atención y concentración, mostrándose muy dependiente en diferentes instancias en su transcurso escolar. En esta primer consulta no se tuvo en cuenta la situación familiar, las dificultades entre los padres, el lugar que este niño tenía en esa historia familiar. Sus juegos refieren constantemente a un bebé que no puede crecer, que no puede avanzar y que busca desesperadamente la mirada y atención de otro. Estos aspectos más profundos, irrumpían en su proceso de aprendizaje y de crecimiento y autonomía.
Desde la mera administración de un test o batería de test, Felipe y su situación familiar quedó escondida. Necesitaba un lugar diferente que en esos números que resultaron no permitían otra lectura que la de una evaluación numérica, fría, sin comprensión de algo más. Desde la observación del juego de Felipe comenzaron a emerger otros aspectos que necesitaban una escucha, una mirada.

Un niño es mucho más que un resultado numérico, que un cociente intelectual. Es un sujeto, con una historia y un enorme desarrollo por delante a construir junto con otros. Es un sujeto en crecimiento que en algunos momentos necesita una escucha diferente, un acompañamiento profesional en algunos casos que habilite en él otros recursos integrados en ese entramado familiar y social. No se trata tampoco de ajustar funciones ni regular conductas, sino de ver a ese niño en juego donde, -valga la redundancia-, pone en juego todo su ser.

María Regina Öfele/Lic. en Psicopedagogía/Dra. en Psicología Educacional-Especialista en Juego/Atención clínica de niños y adolescentes/Directora del Instituto de Investigación y Formación en Juego

"Los juguetes no tienen género, los adultos tenemos prejuicios":


En el Día del Niño, especialistas analizaron para Infobae un fenómeno que se impone: los juegos y los juguetes están dejando de ser exclusivos para un sexo. "Los niños juegan con muñecas y las niñas con pelotas, y si no lo hacen es porque nadie les ofreció esa posibilidad", aseguran. El fenómeno de la literatura infantil con una perspectiva libre de prejuicios.

18/08/2018


Nenas jugando a las carreras con autos o a la pelota con sus amigos; varones que desean limpiar la casa, jugar a cocinar o cuidar un bebé. La imagen ya debería ser natural. Sin embargo, no lo es.

En las jugueterías, los sectores para niñas y para niños están separados, el color rosado se advierte a la distancia, bien lejos de los autos y las herramientas de construcción. Y pese a que -muy lento- el cambio en la sociedad se hace sentir, aún no es visto con buenos ojos que un varón pida una muñeca de regalo, o una nena quiera jugar al fútbol.


El siglo XXI avanza modificando algunos estereotipos que alejan a los niños y niñas de sus verdaderos intereses que limitan las oportunidades de desarrollo. Hoy esos límites tan rígidos se están borrando y surgen los espacio donde niñas y niños juegan con juguetes diversos más allá de su género.

"Si a un niño sólo se le ofrece determinado tipo de juguete o de juego, se lo limita, se inhibe su capacidad de inventar"

En épocas de búsqueda de equilibrio entre hombre y mujeres, Infobae abrió el debate y consultó a especialistas sobre el rol del juego y los juguetes en la infancia y cómo los estereotipos de género actúan como limitantes de la expresión y la creatividad.

"Creo que aún los juguetes no dejaron de ser de nena o varón, en una juguetería lo primero que te preguntan cuando pedís un juguete es si es para nena o varón; y si comprás un libro la consulta es si querés moño rosa o celeste". Para la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247) "el nene que sólo juega con autos o la nena que únicamente juega con muñecas, se pierde de la posibilidad de elegir e investigar, de imaginar y jugar con libertad".

"Se los limita en la creatividad, se los reprime. El juego es natural, no impuesto. Los niños saben jugar sin que nadie les enseñe. Y si sólo se les ofrece determinado tipo de juguete o de juego, se los limita, se inhibe la capacidad de inventar", consideró la especialista en maternidad y crianza, en diálogo con Infobae.

Mónica Viñas es licenciada en Psicopedagogía, y opinó que "en esta búsqueda de igualdad entre géneros, los juegos y los juguetes también están dejando de ser exclusivos para un sexo". "Si un niño no juega con una muñeca, o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecérselos para jugar -reforzó a Infobae la responsable de compras en la juguetería Giro Didáctico-. Además, muchos padres tienen temor a esos juegos y reprimen la posibilidad que sólo apunta a reflejar lo que los chicos observan y viven cotidianamente y desean reproducir y elaborar a través del juego".


"Si un niño no juega con una muñeca, o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecérselos para jugar"

"Más bien habría que pensar que estos juguetes y juegos los enriquece en un mundo en el que hombres y mujeres trabajan, cocinan, cuidan a sus hijos, planchan y lavan, de la misma manera y por igual", ahondó.

Y tras asegurar que "los juguetes no son para niños o para niñas, son para jugar", Viñas bregó porque "los chicos jueguen con los juguetes que prefieran, sin distinciones".

Con ella coincidió Ruda, quien se preguntó: "¿Acaso las mujeres no manejan o los hombres no cuidan bebés?". "Los juegos simbólicos permiten representar el mundo interno de los niños y estos no nacen con las diferencias de géneros diferenciadas. Son mandatos culturales -analizó-. Recién ahora estamos viendo de a poco que a un varón se le regale una cocinita o a una nena un auto a control remoto. Para ellos los juguetes son juguetes, los colores son colores, no tienen género".


Para ella, "el prejuicio cae aún más fuerte sobre los varones". "Aún resulta chocante ver a un varón jugando a ser bailarina, no tanto es ver a una nena vestida de Batman, ella causa gracia; el varón da a gay", hipotetizó Ruda sobre los fantasmas de la homosexualidad que rondan en algunos adultos, con una carga negativa en el tema y la suposición de que se podría evitar, en caso de que eso sea lo que lleva al niño a jugar con juguetes de género "opuesto" al suyo.

"El miedo a la homosexualidad está presente en los adultos, aún en los que se creen 'progres'. Y son ignorantes por suponer que porque un varón juegue con muñecas será gay. Quizá lo sea, o no, pero no por los juegos que elige -argumentó la especialista-. Y si así fuere, qué mejor que pueda expresar mediante el juego lo que siente. En los juegos ellos actúan diferentes roles, roles que copian de la realidad también. Por suerte hay cada vez más padres que cocinan y más mujeres que cambian neumáticos".

Y sobre qué es lo que influye en los niños para que en un momento ellos también vean "mal" jugar con determinados juguetes, Ruda explicó: "Los juegos van cambiando según el crecimiento y quizá en la edad escolar empiezan a identificarse más a lo que hacen los niños de su mismo sexo. Es cierto que no les atraen los mismos juegos, sin embargo, no por eso es que son de nena o de varón. Seguimos siendo los adultos los que seleccionamos juguetes o juegos según el género".


"Los chicos tienen que jugar con los juguetes que prefieran, sin distinciones"


"Hay muchos juegos que responden a procesos madurativos y tienen que ver con la edad, otra vez, y no con el género", sintetizó.

Y luego de considerar que "jugar con libertad y sin prejuicios es lo ideal para que todos los niños puedan incursionar en su mundo simbólico según lo que necesiten y los divierta, según la etapa en la que estén", Ruda finalizó: "Los juguetes no tienen género, los adultos tenemos prejuicios".

La literatura infantil, a la par de los cambios

En los últimos años se observó un gran incremento en la venta de libros con una perspectiva más contemporánea de género, que busca no estigmatizar la construcción cultural de lo femenino y lo masculino.

Para Betina Cositorto, presidente de la Feria del Libro Infantil y Juvenil y coordinadora de la Comisión Infantil y Juvenil de la Cámara Argentina del Libro, el fenómeno "tiene más que ver con no encasillar a las niñas en construcciones culturales, como las que 'mandan' que las mujeres tienen que ser princesas, si no que puede ser médica, astronauta o abogada".

En diálogo con Infobae, Cositorto remarcó que "no tiene tanta relación con el sueño norteamericano de 'tú lo lograrás', sino con evitar caer en un encorsetamiento que tiene que ver con algo que está mucho más relacionado con la crianza y la primera infancia y que apunta a que los varones pueden jugar con muñecas, las chicas al fútbol, si sos nena no es necesario que restrinjas el movimiento de tu cuerpo y tenés la misma posibilidad de jugar, correr, jugar al deporte que quieras".

Una de las primeras colecciones la lanzó la Editorial Chirimbote, junto con la revista Sudestada, en 2015. La Colección Antiprincesas apunta a las más chicas y les enseña sobre distintas mujeres relevantes en la cultura y la historia argentina y latinoamericana, como Juana Azurduy, Violeta Parra y Frida Kahlo, entre otras.

Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes (Planeta, 2017) recopila biografías de mujeres que lograron dejar su huella en la historia. Similar a la Colección Antiprincesas, pero más largo y destinado a chicas de entre ocho y doce años.

Con el mismo formato, este año Emecé lanzó Mujeres insolentes de la historia, de Felipe Pigna, con biografías e ilustraciones de quienes, aun cuando muchas veces fueron ignoradas y menospreciadas, dejaron su huella en la historia argentina.


Bestiario Secreto de Niñas Malas (Planeta Junior, 2018), para las más chiquitas (cuatro a seis años) muestra a un montón de niñas totalmente distintas entre sí pero con algo en común: ninguna sigue lo que se espera que haga una chica de su edad.

"Es darle potestad a una crianza libre de prejuicios y estereotipos de género", valoró Cositorto la tendencia.

Jugar es un derecho, una fuente de riqueza y una actividad universal que trasciende categorías de género. Acompañar a esta generación para un desarrollo más abierto, inclusivo y respetuoso de la diversidad es el desafío que deberán afrontar, entonces, los padres. ¿A que sí?